La toma del Nacional Buenos Aires ha puesto sobre la mesa, nuevamente, la cuestión de la democratización de los preuniversitarios. Luego de vencido el plazo dentro del cual se tenía que cumplir el Acta de Compromiso firmada por el rectorado de la UBA (ya tendría que haber consejos directivos en los colegios), los estudiantes hemos resuelto la ocupación para rechazar el proyecto antidemocrático de las camarillas universitarias que integran el Consejo Directivo. Exigimos el cumplimiento del Acta de Compromiso: hay un proyecto presentado por la mayoría de ambas escuelas. Además, tenemos la lucha por reformas edilicias bajo supervisión de estudiantes y docentes, por la independencia del Centro y el cese de las sanciones, y por la elección democrática del vicerrector del turno noche.
Nuestra lucha ha sido respondida por un intenso operativo político-mediático que llegó al extremo de afirmar que "un grupo de militantes del PO tiene de rehenes a 2.200 alumnos". La toma se destacó, sin embargo, por la autonomía con que actuaron los estudiantes y por su carácter masivo, con asambleas de 1.000 estudiantes y decisiones colectivas sobre cada aspecto de la lucha. La movilización involucra a una mayoría desoída por la verdadera minoría de la Universidad, que es el Consejo Superior.
Virginia González Gass, rectora elegida por una resolución provisional pues se adoptó ad-referendum de Hallú, se posicionó desde un principio contra la toma, aunque desde el discurso apoye los reclamos de los estudiantes. "Si bien el reclamo es justo, los métodos no lo son". Con la política del "tienen razón pero ¡qué modales!", metió una cuña divisionista entre los docentes. Pero ella es arte y parte, pues responde a Yasky, otro funcionario del gobierno.
González Gass llegó a vicerrectora por el dedo del vitalicio de Sanguinetti, actualmente procesado, anterior rector y eterno perseguidor de estudiantes. Posteriormente fue designada como rectora por Hallú, el rector que sólo puede sesionar custodiado por la Federal. La gestión de gobierno de la rectora se caracteriza por la penalización de los estudiantes que se movilizan por sus intereses y por el ejercicio de las amenazas de sanciones disciplinarias y expulsiones. A la rectora no le incomoda, sin embargo, la asfixia presupuestaria que sufre el colegio. Su preocupación por el deterioro se redujo a cartas al Ministerio de Planificación y algunas reuniones.
Lamentablemente, una gran cantidad de docentes se han dejado inmovilizar por González Gass, quien - no es secreto para nadie- , ejercita la obediencia debida a la camarilla dirigente de Ctera. A partir de eso, llaman a "dialogar entre directivos, docentes, alumnos y no docentes; y buscar una salida para enfrentar al rectorado de la UBA"; la obediencia debida de González Gass también alcanza al rectorado de Hallú. El movimiento estudiantil está llamando a sus docentes a la reflexión y a la unidad entre estudiantes y trabajadores. Todos sabemos que la educación es atropellada por los ejecutores de la asfixia presupuestaria, que se valen de ella para justificar la privatización. Son los que acosan a la organización de los estudiantes y gobiernan antidemocráticamente los colegios.
La toma, a pesar de todas las presiones, se mantiene fuerte. El movimiento estudiantil continúa firme en su lucha por defender la educación pública frente a los ataques del rectorado y de los medios de comunicación. La rectora pretende deslegitimar la pelea de los compañeros del Nacional Buenos Aires diciendo que están "haciendo de este colegio un Pellegrini", pero olvida que el Pellegrini logró conquistas enormes: echar a un rector que quería convertir al Pelle en una sucursal de los bufetes de economistas de las corporaciones, y echar de la institución a elementos infiltrados por la Side. Junto al Pelle, incluidos sus docentes y no docentes, vamos a seguir insistiendo hasta triunfar.
¡Viva la toma del Nacional Buenos Aires!
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